El otro lado es el cuento escrito por Rubén Curros, ganador del segundo premio del XIII Concurso Internacional de cuentos escritos por personas con discapacidad de la Fundación Ánade, en la categoría de personas con discapacidad intelectual. Rubén realiza tareas de electrónica en nuestro centro de Erandio y participa en las numerosas actividades de desarrollo sociolaboral que allí se organizan, entre ellas el grupo de Lectura Fácil. En la próxima edición de la revista publicaremos en contraportada una entrevista a su autor, ¡no te la pierdas!
El otro lado
En un pueblo, había un joven llamado Carlos y era un poco peculiar a pesar de sus catorce años. A Carlos le gustaban mucho el arco iris. Sabía mucho de ese tema y, siempre, se preguntaba lo mismo: “¿Qué habrá al otro lado del arco iris?”.
Un día fue a clase y la profesora le mandó que hiciera un trabajo, de lo que más le gustase. Ese mismo día Carlos vio en el cielo un arco iris y decidió verlo más de cerca y se dirigió donde nacía el maravilloso arco iris. Una vez allí se acercó más y más. Carlos intentó tocarlo pero un haz de colores lo envolvió. El haz de colores llevó a Carlos al otro lado del arco iris. Allí había un pequeño mundo de seres mitológicos, más bien, duendecillos custodiando un baúl que contenía fotografías de personas y seres que ya habían cruzado el arco iris al igual que él y además, monedas de oro. En este mundo también había pegasos tanto salvajes como domésticos en un establo y, a lo lejos, una montaña donde siempre está lloviendo. Carlos fue al establo a ver si podía montar a un pegaso ya que uno de los duendes le dejó. El pegaso y Carlos se dirigieron a la montaña donde siempre llovía. Era una montaña de casi dos mil metros y se podía ver al acercarse una maravillosa cascada de agua. Carlos miró hacia arriba, era una nube que estaba llorando.
– Carlos: ¿Qué te pasa nube?
– Nube: Que me siento muy sola, sin nadie, siempre sola…
Carlos al oír eso se puso triste y le dijo: «Ven conmigo, te llevaré a un sitio donde conocerás a más nubes como tú y formarás parte de algo que nunca te hubieras esperado». La nube aceptó y ambos partieron hacia el establo, dejaron a pegaso. Carlos se subió encima de la nube y se marcharon al otro lado del arco iris. Al cruzar, Carlos le dijo a la nube que observase el cielo de donde él venía. La nube se puso muy contenta porque había muchas nubes y marchó junto a ellas sin pensárselo.
Al día siguiente Carlos, utilizó la historia que le había sucedido para el trabajo que le mandó su profesora. La profesora se quedó sin palabras por la imaginación de Carlos, pensativa se acercó a la ventana y miró al cielo, contempló las nubes y empezó a llover. Cuando paró de llover salió un radiante, espectacular y hermoso arco iris. Carlos muy contento al llegar a casa descubrió en su habitación un minibaúl repleto de monedas de oro y una fotografía de su paso por el otro lado del arco iris.
Zorionak Rubén por este premio!